Apuestas del sector
Tecnología de avanzada para el mejor
aprovechamiento del recurso
Apuestas del sector
El petróleo y gas convencional, motorizaron la actividad petrolera del país desde hace más de 110 años y aún la mitad de los hidrocarburos que se producen en la Argentina tienen esta categoría.
Durante décadas las operadoras utilizaron la mejor tecnología disponible para lograr más eficiencia en la producción, desafiando el natural declino que tienen los pozos con el paso del tiempo.
El riesgo exploratorio y el afán de aprovechar al máximo los hallazgos inspira distintas estrategias de recuperación para restaurar la presión inicial de los pozos, que ayuda a llevar el producto a la superficie.
La petrofísica de cada perforación define cuál es el mejor camino para agotar un yacimiento. Esta búsqueda técnicamente compleja y costosa anima a operadoras de distintas cuencas del país, que apuestan a extender los límites temporales de la operación.
Muchas empresas focalizan su actividad en esta modalidad de explotación, que tiene un horizonte de corto y mediano plazo muy promisorio.
La oferta de hidrocarburos doméstica crecerá con una dinámica que depende del entorno regulatorio y la evolución de la economía.
Aún en un escenario en el que la actividad no estuviese animada por los incentivos adecuados, la producción de petróleo y gas crecerá hacia el final de la década, con el consiguiente efecto sobre empleo, el fortalecimiento de las cadenas de valor y la recaudación tributaria provincial y nacional.
La recuperación primaria es el resultado del aprovechamiento de la energía natural para lograr el desplazamiento del petróleo hacia los pozos productivos.
También la producción de gas tiene un camino declinante, pero el factor de recupero inicial es siempre muy superior y puede llegar al 90%.
Con la maduración de los yacimientos, la presión inicial merma y resulta más complejo generar las fuerzas que movilicen los hidrocarburos camino a la superficie.
Aquí se apela a lo que técnicamente se define como recuperación secundaria, que recurre a la inyección de agua, vapor o gas como fuente de energía adicional para movilizar y extraer el crudo atrapado en el subsuelo.
Hasta el momento la presión hidráulica es la que logró más eficacia en esta tarea, permitiendo un recupero de hasta el 60%. Pero no siempre se dan las condiciones necesarias para poder aplicar esta técnica.
El peldaño siguiente es el de la recuperación terciaria o asistida (EOR, enhanced oil recovery) que emplea aditivos químicos, energía térmica o gases miscibles, es decir, que pueden mezclarse para resultar una solución homogénea.
Los polímeros son un insumo clave en estas tecnologías de recuperación mejorada de petróleo y el esfuerzo empresario está orientado a hacer económicamente viable la explotación con el uso de esta herramienta tecnológica, hoy usada en gran medida en la cuenca chubutense.
Los polímeros son sólidos que suelen utilizar un vehículo líquido como soporte para ser inyectados en un poco que necesita recuperar la presión hacia la superficie.
La recuperación terciaria de petróleo consiste en la inyección de polímeros en pozos maduros a través de pozos inyectores, a fin de poder continuar con su explotación. Al incrementar la viscosidad del líquido inoculado, alarga la vida de los yacimientos y disminuye el consumo de agua, achicando la huella hídrica.
Esta técnica requiere del uso de más mano de obra y de importantes inversiones.
La industria tiene personal capacitado para el uso de esta tecnología de recuperación terciaria. Pero la poliacrilamida no se produce en el país ni en la región y su importación implica sortear escollos regulatorios y económicos.
